Quo Vadis, Aida? is a rough but necessary film detailing the circumstances around the Srebrenica genocide. In the summer of 1995, near the end of the Bosnian War, the United Nations had designated an enclave in the Bosnian city of Srebrenica as being under its protection against the incoming forces of general and war criminal Ratko Mladic (played here by Boris Isakovic), which surrounded the UN base and effectively laid siege to the thousands of refugees inside. Although the UN promised retaliation if any advances were made against civilians, their threats are known to be empty -certainly by Mladic, and probably also by the UN troops themselves.
Our window into the siege is the titular Aida (Jasna Djuricic), a local interpreter working for the Dutch UN troops organizing the evacuation of their base. As UN staff, Aida enjoys a relatively protected status, so over the course of this tense hour-and-a-half movie all her efforts will be spent frantically trying to arrange protection for her husband and two adult sons. The UN and Mladic are carrying out negotiations to establish a safe passage out of the city for the refugees, a maddening charade that all parties know to be such.
Knowing how it will all end does not diminish any of the anguish of the story. I was going to say that it feels raw and recent, watching it, but of course it is recent; it boggles the mind that genocide was not just allowed to happen, in the heart of Europe, as little as 25 years ago (sometimes the answer to “Could it happen here?” is “It just did”), but that it incurred in so few consequences (Mladic was convicted of war crimes only in 2017). The movie is skillful in the way it interlinks the plot of its characters within the bigger historical context, without ever coming across like a history lesson. It is clinically ruthless in its criticism of the bureaucratic paralysis of the United Nations: I don’t recall seeing another film that so clearly exposed both the ineffectiveness of and the necessity for supra-national organizations.
Djuricic is astounding in her lead role, carrying the entire movie on her shoulders with a fiery and increasingly manic energy. Isakovic, in addition to physically resembling Mladic, plays him with a restraint that lets the horror of the man’s actions speak for themselves. Really the whole film, under Jasmila Zbanic’s direction, is all the more impactful because of its normalcy, the matter-of-fact dryness of its style.
This is not an easy film to watch, but it has something important to say about a dark chapter in European history.
Quo vadis, Aida?
Quo vadis, Aida? es una película dura pero necesaria que explica las circunstancias del genocidio de Srebrenica. En verano de 1995, hacia el final de la Guerra de Bosnia, las Naciones Unidas designaron un enclave de la ciudad bosnia de Srebrenica bajo su protección frente al avance de las tropas del general y criminal de guerra Ratko Mladic (interpretado aquí por Boris Isakovic), las cuales rodearon la base de la ONU y a efectos prácticos asediaron a los miles de refugiados de su interior. Aunque la ONU afirmó que tomaría represalias si les ocurría algo a los civiles, todo el mundo (Mladic, desde luego; las propias tropas de la ONU, probablemente también) sabe que son amenazas vacías.
Nuestro punto de vista en el asedio es el de la Aida del título (Jasna Djuricic), una intérprete local que trabaja para las tropas holandesas que organizan la evacuación de la base. Como empleada de la ONU, disfruta de una cierta protección, así que durante la tensa hora y media que dura la película su misión será conseguir el mismo estatus para su marido y sus dos hijos adultos. La ONU y Mladic llevan a cabo negociaciones para establecer un pasaje seguro para los refugiados, un toma y daca desquiciante que todas las partes saben que es una farsa.
Conocer el desenlace de la historia no disminuye su angustia. Iba a decir que en pantalla se hace reciente, pero claro, eso es porque lo es: parece increíble que en plena Europa, hace solo 25 años, se permitiera un genocidio (a veces la respuesta a la pregunta “¿Podría pasar aquí?” es “Acaba de pasar”), pero aún más que encima acarreara tan pocas consecuencias (Mladic no fue condenado hasta 2017). La película mezcla el argumento de sus protagonistas con el contexto histórico sin acabar pareciendo una clase de historia. Esgrime una seriedad despiadada en su crítica de la parálisis burocrática de las Naciones Unidas; no sé si hay alguna otra película que denuncie a la vez la incompetencia y la necesidad de las organizaciones supranacionales con tanta fuerza.
Djuricic impresiona en su papel principal, llevando toda la película a su espalda con una energía fogosa y cada vez más desesperada. Isakovic, además de parecerse físicamente a Mladic, lo interpreta con una moderación que deja que el horror de sus actos hable por sí solo. Todo el proyecto, bajo la dirección de Jasmila Zbanic, impacta precisamente por la normalidad y la sequedad de su estilo.
Quo vadis, Aida? no es fácil de ver, pero tiene cosas importantes que decir acerca de un capítulo oscuro de la historia europea.
The Film Tower 