What a disappointment, to finish a movie exactly like you started it.
Rebecca, Netflix’s unrequested and unanticipated remake of the Hitchcock classic, is competent enough, I guess, although it doesn’t get points for that; at a certain budget points, basic technical competence is the minimum.
“Technical” is perhaps an apt word for this endeavor, which has recreated the story of a naive young woman (Lily James) who marries a rich widower (Armie Hammer) and moves to his enormous mansion on the English coast, where she finds that neither he nor his ominous housekeeper (Kristin Scott Thomas) can let go of the unbearably perfect memory of his late first wife, the titular Rebecca.
The stage is set for mounting tension and suspense, and all three players have done good work elsewhere, but time and again this Rebecca fails to inject its scenes with sufficient energy or urgency. Plot points are driven home with zero subtlety, twists are telegraphed miles in advance (usually by liberally sprinkling shots of the evil housekeeper looming around a corner!), and any dramatic force is pushed straight into melodrama. This boldness might not be out of place in an old Hollywood sendup, but as it is it exists at a halfway point between an homage and a straight adaptation.
The story is not devoid of interest, and it’s certainly an opportunity to see pretty people wearing beautiful costumes (albeit in a hideous mansion; look out for Hatfield House, which just appeared in Enola Holmes), but it’s such a pity to think that someone could have taken this chance to take this story in a different direction, or done something new with it; instead, it feels as though Netflix’s only intention was to make “Baby’s First Hitchcock”, an HD remaster for people who never saw the original.
My advice: make your first Hitchcock a Hitchcock.
Rebecca (2020)
Qué decepción, terminar una película igual que la empezaste.
Rebecca, el remake de Netflix que ni pedimos ni queríamos del clásico de Hitchcock, es competente, habrá que decir, aunque no le doy puntos por eso; llegados a cierto nivel de presupuesto, la competencia técnica básica es lo mínimo.
“Técnica” es quizás una palabra apta para esta empresa, que ha recreado la historia de una joven ingenua (Lily James) que se casa con un viudo rico (Armie Hammer) y se muda a su enorme mansión en la costa inglesa, donde descubre que ni él ni su inquietante ama de llaves (Kristin Scott Thomas) son capaces de olvidar a su perfecta primera esposa, la Rebecca del título.
Son los ingredientes necesarios para la tensión y el suspense, y los tres actores principales han ofrecido buenas actuaciones en otras obras, pero una y otra vez las escenas de Rebecca se quedan sin energía ni urgencia. Las claves del argumento se explican sin ninguna sutileza, los giros se anticipan a kilómetros de distancia (normalmente aderezando una secuencia con abundantes planos de Scott-Thomas observando amenazadoramente desde una esquina) y toda fuerza dramática se convierte directamente en melodrama. Podría no quedar fuera de lugar en una imitación del viejo Hollywood, pero tal y como es se queda a medio camino entre el homenaje y la adaptación sin más.
La historia no carece de interés, y desde luego es una oportunidad de ver a gente guapa bien vestida (en una mansión horrorosa, todo hay que decirlo; hace aparición Hatfield House, que acaba de salir en Enola Holmes), pero es una pena pensar que alguien podría haber aprovechado la oportunidad para llevar la historia en una dirección distinta, o hecho algo nuevo con ella. Parece que la única intención de Netflix fuera hacer “Mi primer Hitchcock”, una remasterización en alta definición para quien no haya visto la original.
Mi recomendación es que tu primer Hitchcock sea un Hitchcock.