Arrival is one of those rare films, like Short Term 12 or The Rider or Blindspotting (to name only those that I have written about on this site), that are simply perfect the way they are. Every time I see it -and I can see it an infinite number of times, like all the best films- I am astounded all over again at how a film can be so profoundly clever and emotionally touching at the same time.
Its only fault was to be science fiction, which immediately lessened its value to award bodies who only consider drama as the truly worthy genre. It tells the story of Louise (Amy Adams), an expert linguist and translator who is recruited by the army for the greatest linguistic challenge in history: deciphering the language of a race of aliens who have appeared in several pod-shaped spaceships around the globe. She and a mathematician (Jeremy Renner) will report to an army colonel (Forest Whitaker) as they try to crack the aliens’ writing under extreme pressure from the government and the world.
As one could expect, the alien writing is inhuman: they write by projecting circles of ink in the air, and each circle forms a complete sentence. Louise quickly realizes that this means the aliens do not think linearly, like we do, because they produce fully formed sentences all at once rather than lines with a beginning and an end like ours. This will lead her to question everything she thought she knew, as she flashes back to key moments in her life.
(As a linguist and translator myself, I can vouch that writer Eric Heisserer -adapting a story by Ted Chiang- did his research well and all the linguistics in the film is sound; the real-world linguistics, I mean. The rules of the alien language are by definition unrelated to those of any human language.)
What I most admire about Arrival’s story, what most fills me with wonder, is that its foundation is character, not plot. Most science-fiction (or action, or thriller…) films base their structure on a clear plot: one thing happens, which leads to another thing happening; the heroes need to obtain this object and then take it to this place. I ask myself sometimes: could this story have happened with an entirely different protagonist? Could you replace the lead with a totally different person and still have the same story? Not in Arrival. Every major turning point in the story is rooted on Louise as a person, and her personality and her character are inextricable from the whole of the story. The key development in the film -the single most important discovery- revolves around her making a choice, on her own terms, about her own life, not in response to a villain or an event but as a fully-formed, real person.
Amy Adams’ performance as all of this responsibility falls on her shoulders is truly something to behold. I have seen her in bad films, but I have never seen her give a bad performance; from the achingly beautiful Junebug to the disturbing Sharp Objects, she always fully commits to the role as if it were the very last one. Here she displays a depth and complexity that much more highly regarded dramas can only dream of, playing with themes of grief and loss, squaring historical, world-changing events with deeply personal crossroads.
Denis Villeneuve, who is a prodigy as a director, is at the top of his game here, and you can see Arrival’s influence in his Blade Runner 2049 (and not just in the blaring horns in the soundtrack!). His directorial instinct is to time and again pull back from the larger-than-life stakes of the alien mystery and anchor it back in the characters, letting the former be the backdrop to the latter. Villeneuve and his editor, Joe Walker, weave the past and present in an entrancing and deeply emotional tale that transcends time; the way the scenes intertwine and support each other is reminiscent of the circular thoughts of the aliens.
If you missed it at the time, if you didn’t know what it was about, you owe it to yourself to see Arrival. Find a DVD, clear out your afternoon, and relish it with your full attention. Marvel at the story, the performances, the vision, the sound, and see just how much we can ask of our movies.
La llegada (2016)
La llegada es una de esas raras películas, como Short Term 12 o The Rider o Blindspotting (por mencionar solo aquellas sobre las que he escrito en este blog) que son sencillamente perfectas tal y como son. Cada vez que la veo (y la puedo ver una cantidad infinita de veces, como todas las grandes películas) me maravilla una vez más cómo un filme puede ser a la vez tan profundamente inteligente y emocionalmente conmovedor.
Su único crimen fue ser ciencia ficción, lo que inmediatamente redujo su valor a ojos de los premios de cine, que solo consideran el drama como único género serio. Cuenta la historia de Louise (Amy Adams), una experta lingüista y traductora a la que recluta el ejército para participar en el mayor desafío lingüístico de la historia: descifrar el idioma de una raza de alienígenas que han aparecido en varias naves espaciales por todo el mundo. Louise y un matemático (Jeremy Renner) a órdenes de un coronel del ejército (Forest Whitaker) intentarán descodificar la escritura alienígena bajo la inmensa presión del gobierno y del mundo entero.
Como sería de esperar, la escritura extraterrestre es inhumana: los aliens escriben proyectando círculos de tinta en el aire, y cada círculo forma una oración completa. Louise no tarda en darse cuenta de que esto significa que los alienígenas no piensan de forma lineal, como nosotros, porque producen frases totalmente formadas al instante, en lugar de líneas con principio y final como las nuestras. Esto la llevará a cuestionar todo lo que pensaba saber y a rememorar momentos clave de su vida.
(Como lingüista y traductor, doy fe de que el guionista, Eric Heisserer -adaptando una historia de Ted Chiang- hizo bien sus deberes y toda la lingüística del filme es real; bueno, la humana, quiero decir. Las normas de la lengua alienígena son por definición ajenas a todo idioma humano.)
Lo que más admiro de la historia de arrival, lo que más me inspira, es que sus cimientos están en el personaje, no en el argumento. La mayor parte de películas de ciencia ficción (o acción, o thriller…) basan su estructura en un argumento claro: algo pasa, lo que hace que pase otra cosa; los héroes deben obtener un objeto y llevarlo a este sitio. A veces me pregunto: ¿podría esta historia suceder con un protagonista totalmente distinto? ¿Podrías reemplazar al personaje principal con otra persona y seguir contando la misma historia? Con La llegada, no. Cada punto de inflexión de la historia está basado en Louise como personaje, y su personalidad y carácter son intrínsecos a la historia general. El desarrollo más importante de toda la película consiste en que Louise debe tomar una decisión, por cuenta propia, sobre su propia vida, no en respuesta a un villano o a un acontecimiento, sino como una persona real y completa.
La interpretación de Amy Adams con toda esta responsabilidad es verdaderamente digna de ver. La he visto en películas malas, pero nunca la he visto actuar mal; desde la hermosísima Junebug hasta la perturbadora Heridas abiertas, siempre se entrega a cada papel como si fuera el último. Aquí muestra una profundidad y complejidad que muchos dramas más recompensados ya querrían para sí, manejando trauma y pérdida, equilibrando acontecimientos históricos con dilemas profundamente personales.
Denis Villeneuve, un prodigio de director, está aquí en su mejor momento, y puedes ver la influencia de La llegada en su Blade Runner 2049. Su instinto como director es dar un paso atrás de la escala mundial del misterio alienígena y anclarse en los personajes, dejando que lo primero sea el escenario de lo segundo. Villeneuve y su montador, Joe Walker, entretejen el pasado y el presente en un cuento fascinante y emotivo que trasciende el tiempo; la forma en la que las escenas se cruzan y se apoyan mutuamente recuerda a los pensamientos circulares de los extraterrestres.
Si te la perdiste en su momento, si no sabías de qué iba, te debes a ti mismo ver La llegada. Encuentra un DVD, despeja una tarde, y disfrútala con toda tu atención. Deléitate con la historia, las actuaciones, la visión, el sonido, y fíjate en todo lo que podemos pedir de nuestras películas.
The Film Tower 