I did not expect to get so into The Dig. It looked like it was going to be a chiefly academic recap of a true story -that of the Sutton Hoo finding, as set up in the literal second scene of the film: Edith Pretty (Carey Mulligan), a rich widow and mother of a young son, hires Basil Brown (Ralph Fiennes), an archeological excavator, to dig up an ancient mound located in her property in Suffolk in 1939. She has a heart condition that she fears might claim her life any day now, and she’s certain there’s something under those mounds waiting to be discovered.
As it turns out, she’s right, and Basil finds remains of a burial site that at first appears Viking (and, therefore, relatively common as far as archeological remains go) but is quickly found to be much older, an enormous ship and tomb of an Anglo-Saxon dignitary (and, therefore, an earth-shattering discovery that would change the modern understanding of the British Middle Ages).
The film is surprisingly to-the-point about these developments, skipping from one to the next with confidence, but what surprised me is that along the way it works in little character scenes that will later develop into a moving emotional throughline, such that by the end the historical plot takes a back seat to the personal resolutions. Edith is concerned by her own mortality, as you would expect, but her involvement in the titular dig is also colored by her frustrated desire to have pursued an education; this puts her on a parallel course with Basil, who is not considered an archeologist by snobbish academics despite his unmatched practical experience. Halfway through the film, a young archeologist named Peggy (Lily James) joins the team and while the insight into her unhappy marriage was for me interesting enough for the secondary or tertiary subplot that it is, its rushed conversion into a love story with Edith’s cousin (Johnny Flynn, whom you might remember from Emma) feels tacked in and cheapens her struggle.
In the end, the whole film rests on Carey Mulligan (who, in a kind of reverse-Mank, is playing significantly older) and Ralph Fiennes, both of them delivering understated performances that, much like the script, choose to tell transcendental stories through normalcy: Edith’s casual rejection of the stiff suits who try to boss her around is all the more delicious because of the nonchalance with which she puts them down. You’ll be intrigued by what happens with the ancient treasures everyone’s after, but it is these characters who will keep you invested.
La excavación (2021)
No esperaba que La excavación me gustara tanto. Al principio parecía que iba a ser un relato más bien académico de un acontecimiento real, el descubrimiento de Sutton Hoo, como lo explican en literalmente la segunda escena de la película: Edith Pretty (Carey Mulligan), una viuda rica madre de un hijo pequeño, contrata a Basil Brown (Ralph Fiennes), un excavador arqueológico, para que explore un antiguo túmulo que se encuentra en sus tierras, en Suffolk, en 1939. Edith padece una enfermedad cardíaca que teme que le costará la vida, y está segura de que bajo el túmulo se oculta algo que espera a ser descubierto.
Resulta que tenía razón, y Basil descubre los restos de un yacimiento que al principio parece vikingo (es decir, relativamente común dentro de los yacimientos que uno esperaría encontrar en la zona) pero que enseguida se revela como un enorme barco y tumba para un dignatario anglosajón (es decir, un descubrimiento histórico que revolucionará nuestro conocimiento de la cultura medieval británica).
Llama la atención lo directa que es la película con esta historia, saltando de una escena a la siguiente con aplomo, pero lo que me sorprendió más es que por el camino va introduciendo pequeños momentos de personaje que luego desarrolla para formar una base emocional que acaba tomando preferencia sobre el argumento propiamente dicho. Huelga decir que a Edith le preocupa su propia mortalidad, pero su pasión por la excavación también viene de su deseo frustrado de haber recibido una educación; su camino es paralelo al de Basil, a quien los arqueólogos pijos no consideran un igual a pesar de su apabullante experiencia práctica. A la mitad también se une al equipo una joven arqueóloga llamada Peggy (Lily James), y aunque la historia de su matrimonio infeliz es lo bastante interesante para el argumento secundario o terciario que es, la forma en que desemboca en una forzada historia de amor con el primo de Edith (Johnny Flynn, a quien quizás recuerdes de Emma) desmerece su validez.
En última instancia, la película la llevan Carey Mulligan (quien hace una especie de Mank a la inversa al interpretar a un personaje mucho mayor que ella) y Ralph Fiennes, los dos con actuaciones que eligen contar historias trascendentales mediante la normalidad: la delicada forma que tiene Edith de poner en su sitio a los señores estirados que pretenden darle órdenes es deliciosa precisamente por la sencillez con la que los desprecia. Te intrigará lo que pasa con los valiosos tesoros que todo el mundo quiere para sí, pero serán los personajes los que mantengan tu interés hasta el final.