Steven Soderbergh keeps delivering! This man makes two movies a year, every year, and while they result may vary you can always rely on them being different and trying out new things.
This time around he has returned to a familiar genre, the classic heist/caper/crime movie, with a story set in 1950s Detroit about two small-time criminals (Don Cheadle and Benicio del Toro) who accept a suspiciously easy job to extort a businessman that will break very bad very fast. In keeping with the genre’s best traditions, a succession of plot twists and betrayals keep upping the stakes as well as the danger every couple of scenes, involving multiple mob groups, multinational companies, the FBI, and –in a somewhat Coen Brothers style- also plain old regular people trying their hand at crime and faring very poorly indeed.
Cheadle and del Toro are both great in their roles, although admittedly Ed Solomon’s script prefers kicking the plot forward over developing his characters, but don’t lose sight of the massively stacked supporting cast. Soderbergh must have had a full waiting list of actors waiting to work with him that didn’t fit in his previous, less crowded films, because now Jon Hamm, Brendan Fraser, Ray Liotta, Kieran Culkin, David Harbour and even Noah Jupe (who seems to be following McKenna Grace’s lead in keeping a stranglehold on absolutely all roles within his age range) all drop by with characters of varying importance. It made me especially happy to see Brendan Fraser on screen; after having been blacklisted by major studios for reporting his own assault, of all things, he deserves a comeback.
Where he shot Unsane and High Flying Bird on iPhones, and had actors improvise all their dialogue in Let Them All Talk, in No Sudden Move Soderbergh experiments with what I read are time-appropriate wide-angle lenses, which results in many scenes having an odd fisheye lens effect that I don’t think works very well. To my eye, it also looks like he is using natural light only, as he has been known to do in his dogma-adjacent style, or in any case he is comfortable with backgrounds sometimes being lit better than the actors’ faces.
Overall, the movie’s twisty nature makes it entertaining from beginning to end. If it’s true that in a few occasions there are so many plates spinning in the air that it’s difficult to keep track, it is enjoyable enough to go with the flow and wait for the chips to fall where they may.
No Sudden Move (2021)
¡Steven Soderbergh no defrauda! Este hombre saca dos películas al año, todos los años, y aunque el resultado puede variar siempre se puede contar con que sean distintas y prueben cosas nuevas.
Esta vez vuelve a un género familiar, la película de ladrones y criminales, con una historia ambientada en el Detroit de los años 50 acerca de dos secuaces de poca monta (Don Cheadle y Benicio del Toro) que aceptan un trabajo sospechosamente fácil –extorsionar a un empresario- que se convierte en un desastre muy grande muy rápido. Siguiendo las mejores tradiciones del género, una sucesión de traiciones y giros del argumento aumentan tanto la posible recompensa como el peligro cada pocas escenas, hasta que entran en juego varias mafias, empresas multinacionales, el FBI, y (con un cierto estilo hermanos Coen) gente corriente y moliente que quiere probar su suerte en el crimen y descubre que no es lo suyo precisamente.
Cheadle y del Toro habitan sus papeles con gracia, aunque es verdad que Ed Solomon, el guionista, prefiere acelerar el argumento antes que desarrollar sus personajes. Tampoco te pierdas el increíble reparto secundario: Soderbergh debía de tener toda una lista de espera de actores que querían trabajar con él pero se quedaron fuera de sus anteriores películas, más íntimas, porque ahora Jon Hamm, Brendan Fraser, Ray Liotta, Kieran Culkin, David Harbour y hasta Noah Jupe (quien parece seguir el ejemplo de McKenna Grace al monopolizar todos y cada uno de los papeles de su rango de edad) se dejan caer uno tras otro con personajes de distinto calado. Me alegro especialmente por Brendan Fraser, porque los grandes estudios lo pusieron en su lista negra cuando se atrevió a denunciar el abuso del que fue víctima; se merece nuevas oportunidades.
Tras rodar Perturbada y High Flying Bird con iPhone, o hacer que los actores improvisaran todos sus diálogos en Déjales hablar, en No Sudden Move Soderbergh experimenta con lo que al parecer son lentes de gran angular propias de la época, lo que da a muchas escenas un efecto de ojo de pez que para mi gusto no acaba de funcionar. También me dio la impresión de que solo usa luz natural, como lo hizo ya en otros proyectos no muy lejanos del dogma, o al menos no tiene problema con que a veces los fondos estén mejor iluminados que las caras de los actores.
En resumen, la acción y los giros del argumento hacen que No Sudden Move sea de lo más entretenida, de principio a fin. Si bien hay alguna ocasión en la que hay tantas piezas sobre el tablero que cuesta seguirles la pista a todas, tampoco pasa nada por dejarse llevar y esperar a que poco a poco se quiten de en medio entre sí.